"CABEZAS RECIENTES". Rubén Zambudio

No sé por qué una noche soñé que me metía en la catedral de Aquisgrán y me tapaba con el manto de San Juan Bautista. Al instante, aparecía en mi estudio tirado en el suelo sobre un montón de serrín con la piel desnuda y cubierta de una fina capa de polvo azul. Me levantaba y me ponía a pintar sobre tableros de ajedrez, pero las pinceladas se tornaban en escamas de pescado y se caían para luego desaparecer convertidas en humo. Ese humo dibujaba cabezas en el aire y esas cabezas se materializaban y caían al suelo.

  Fue un sueño extraño y pensé que sería una buena historia para reflejar algún día en un lienzo. El arte, en mi forma de entenderlo, es eso, contar historias. Establecer una comunicación mediante imágenes. Una colaboración a partes iguales entre el artista y el observador, y esa situación, como dice Paul Auster, constituye un lugar donde dos desconocidos pueden encontrarse en condiciones de absoluta intimidad.

  El observador percibe la historia que el artista ha realizado y muchas veces, en ese preciso momento, el observador crea historias completamente nuevas y distintas. El observador se convierte así, en parte de la obra. Y aquí radica la magia del arte. La magia de la pintura, que es mi lenguaje.

  He creado una serie de obras donde se aprecian elementos de ese sueño y de otros muchos sueños. Aparecen cabezas, humo, escamas, música. Aparecen también objetos del mundo real. Aparecen muchos elementos que te contarán historias.
 Esta serie estuvo expuesta el año pasado en la galería Bámbara de Cartagena y ahora las he reunido con entusiasmo en las paredes que amablemente me cede Juan Martínez Lax.

 Van a estar en  Murcia, en Progreso 80, y me gustaría que te convirtieras en parte de esas obras. Me gustaría poder taparte con el manto de San Juan Bautista y que aparezcas también tumbado o tumbada sobre serrín en el suelo de mi estudio. Me gustaría contarte algunas de esas historias.

Rubén Zambudio. Noviembre de 2017.