"Personajeando". Galo Navarro

De la mano de un maestro que se dejaba la piel y el alma en cada alumno, yo, por aquel entonces, nuevo en la materia de las artes aplicadas descubrí en el aula junto al calor de los hornos, un mundo mágico.
Juan nos hacía ver la cerámica como algo que no tenia fronteras ni patrones. Corrían los años 80, época en la que casi todo valía, Barceló ya jugueteaba con el barro y otras artes. La influencia de Tapies con sus texturas, Chillida dando forma al vacio, y al otro lado del charco, los expresionistas abstractos, Pollock, Kooning, Rothko y como no en Europa, Bacon.
Estaba casi todo hecho, quedaba la resignación o volver a partir de lo mas primigenio y que mejor andadura que untarse con todo tu ser y sacar como buen iniciado en cualquier materia el trazo con el que fuimos cazadores de arte. Ellos en su cueva, con pigmentos de diversas tierras, nosotros en nuestras cuevas-taller, dando rienda suelta a nuestros anhelos y el barro dejó al hombre escultor, dar forma y color a la espera de la danza del fuego, mestizaje de lo nuevo y lo viejo, forjando un nuevo arte.
Hoy os hablo en negro sobre blanco como mis tintas chinas y ahora me callo, para que ellas hablen, se expresen en tu mirada. Barro, fuego, papel y tintas, pliegos del alma reveladora del hombre que quiso ser ante todo verdad, porque la belleza como el arte es patrimonio y bandera de lo humano y como el hombre talló el sílex para sobrevivir, hoy sorprende al artista que inspirado en el, lanza trazos reveladores.